martes, 15 de febrero de 2011

Encuestas y candidatos

En el tema de los candidatos de la Venezuela democrática. Lo primero que salta a la vista es que los partidos de oposición no tienen un líder sino muchos líderes
Algunos estudios de opinión comienzan a señalar la configuración de los escenarios electorales para 2012: rechazo mayoritario (incluso dentro de sus propios partidarios) a la prolongación de ¡14 a 20 años! para el mandato de Chávez; la censura a una gestión de gobierno que ¡más de una década después! muestra pústulas y fracasos y muy contados logros (¿en una proporción de 90/10?); la emergencia de una alternativa de poder expresada en la MUD que obtiene cada vez más niveles de confianza y credibilidad.

Aquí el tema de los candidatos de la oposición, de la Venezuela democrática. Lo primero que salta a la vista es que los partidos democráticos no tienen un líder sino muchos líderes.
A diferencia del proyecto fasciocomunista del gobierno, de este lado no hay capataz ni caudillo ni Jefe Único de la causa, sino pluralidad y diversidad, el mejor de los antídotos contra el personalismo.
Lo que cuenta entre nosotros es la unidad de la nación, inclusiva del chavismo popular y democrático, como valor supremo, y la forja de instituciones partidistas por encima de los hombres que son y serán y deben ser la base de una nueva democracia.
Lo segundo es que en el seno de esa pluralidad y de esa diversidad ­cuyo candidato único partirá de un piso de 34 %, semejante al de Chávez: la clave del triunfo estará en conquistar al otro tercio­ algunos nombres y corrientes enseñan mayor capacidad de hegemonía (como solían decir los comunistas italianos hoy demócratas) que otros.
Y eso es bueno, en particular a los efectos de la eficacia política de la MUD frente a un proyecto totalitario que por definición tiene unidad de mando.
Dos corrientes se hacen preponderantes en la oposición: una, la de la democracia social, socialdemócrata moderna, si se quiere, de centroizquierda; otra, de centro radical, ¿de centroderecha?, lo que podría asumirse sin complejos, ¿de centro radical y popular?
Las definiciones van fraguándose en la conciencia del pueblo. Esto se ha expresado en algunos nombres. Destaca la sorprendente simpatía hacia la figura de Manuel Rosales (6,7 %), a pesar de su exilio y de haber sido perseguido de manera implacable por un gobierno que, como todo fascismo y todo comunismo, hace de la destrucción moral de sus adversarios práctica común.
Luego el apoyo dominante a dos gobernadores: Henrique Capriles Radonski (7,3) y Pablo Pérez (6,7), lo que indica el compromiso de la Venezuela democrática con el proceso de descentralización, con la emergencia de nuevos liderazgos y con el fortalecimiento de aquéllos emparentados con formaciones partidarias y no con nuevos individualismos siempre perniciosos.
Hay que subrayar que los porcentajes de Rosales y de Pérez deben sumarse no sólo porque son nombres propuestos por un mismo partido que escogería por consenso a uno solo de ellos sino porque provienen de un mismo proceso político.
De modo que los votos de uno se transfieren al otro con facilidad (así, cualquiera de los dos tendría 13%). Adelante, pues, con esperanza y resolución, hacia el 2012.
Enrique Ochoa Antich
Vía Tal Cual